Europa ha hablado y ha elegido un reto para 2030. A los europeos y las europeas nos interesa que el almacenamiento de la energía se lleve a cabo de una manera más eficiente. Por delante del desarrollo de tecnologías que ayuden a personas mayores, la unificación de todas las teorías de la física o la innovación en el sistema de protección social, este es el desafío elegido para el año 2030.
El reto ha sido propuesto por Paulina Beato, empresaria pionera en el sector del almacenaje energético. Las energías renovables, según explica ella, no son continuas mientras el consumo por parte de los ciudadanos sí lo es. Esto implica la necesidad de acumular energía para poder disponer de ella en los momentos en que no se está produciendo.
De entre catorce retos, los votantes se han decantado por éste, mientras la reducción en el consumo de materias primas apenas ha alcanzado el 5% de los votos. La elección del desafío europeo para 2030 ha estado muy reñido, ya que el remplazo de órganos dañados por órganos artificiales ha obtenido un 13% del apoyo, tan sólo un 1% menos que la opción ganadora.
Los retos menos apoyados han sido la innovación en los sistemas de protección públicos y el aprovechamiento de las tecnologías de la información para la educación, que sólo han alcanzado un 4% de los votos cada una.
Durante poco más de un mes, unos 100.000 ciudadanos procedentes de 120 países han votado qué retos del ámbito de la ciencia y la innovación deberían estar solucionados para el año 2030, entre los propuestos por catorce personalidades europeas de los ámbitos de la ciencia y la innovación.
Sin embargo, este proceso enmarcado en la presidencia española de la Unión Europea y lanzado desde el ministerio de Ciencia e Innovación, aún no ha finalizado. En la próxima reunión de los ministros europeos de Ciencia e Innovación de los Veintisiete, se presentarán los resultados de este ‘sondeo’ que recoge las preocupaciones y deseos de los ciudadanos y ciudadanas.
